Hábitat
conciente
La
experiencia humana en este planeta ha ido avanzando de diversas
formas y en distintas direcciones. Este pensamiento general me ha
motivado a observar y repensar cuál ha de ser el principio guía de
las actuales generaciones sobre cómo tratamos a nuestro hábitat y
qué decisiones tomamos al momento de vivir en él.
El
desarrollo industrial y científico de los últimos 250-300 años ha
tenido variados aspectos positivos, pero también ha provocado que
nuestra especie, sobre todo para quienes vivimos en ciudades, se haya
literalmente separado de los ciclos y ritmos del medio natural
original, su frecuencia, y sus características mas particulares, con
sus consecuentes repercusiones en la calidad de vida y en la salud
humana.
Por ello
me animo a pensar en un “hábitat conciente”, donde asumamos la
responsabilidad que nos cabe al elegir el sitio dónde vivir, qué
tipo de arquitectura/construcción y materiales elegimos, y cómo
utilizamos los recursos que nos brinda la naturaleza.
Urban oasis: The High Line in New York Photo: ALAMY
Empresa Ricola, Laufen, Suiza.
Geobiología
y Radiestesia
El
concepto de “hábitat conciente” me ha llevado a re-estudiar
sobre el sitio donde construímos: el propio planeta Tierra.
Desde
que la Tierra existe, diversas energías propias de su natural
composición física y química, y su interacción con el Cosmos, han
influido decisivamente en la existencia de todos los seres vivos.
Existe
probada experiencia de que diversos pueblos ancestrales conocían y
usaban las energías electromagnéticas terrestres para la ubicación
de sus construcciones, desde la intuición y desarrollo espiritual, y
lo que sus cuerpos podían sentir, habiendo desarrollado en algunos
casos verdaderos conjuntos de conocimientos ordenados que permiten
ubicarnos correctamente en el terreno (ejemplo clásico: el arte
chino del Feng shui).
Machu Picchu, Perú - Cultura Inca
Estos
conocimientos ancestrales han ido evolucionando en calidad y
cantidad, y de forma científica se han estudiado ampliamente desde
fines del siglo XIX hasta nuestros días, formándose lo que hoy se
conoce como la Geobiología, ciencia y práctica que trata
sobre las energías cosmo-telúricas, aguas subterráneas, fallas
tectónicas y radiaciones terrestres, y su detección e influencia en
la vida en general, y en particular en los seres humanos.
Lo que
se conoce ancestralmente y se ha comprobado científicamente, es la
existencia de sitios estables y sitios alterados para la vida humana.
Estos últimos en particular, de permanecer mucho tiempo sobre ellos
(varias horas durante semanas, meses o años según el caso),
influyen negativamente en el funcionamiento de nuestro cuerpo,
debilitándonos desde las propias células, y generando campo fértil
para el desarrollo de patologías importantes, sin despreciar los
malestares o disfunciones que puedan generarse en el proceso.
La
Geobiología se vale de la Radiestesia cómo principal técnica/arte,
a través de la cual se pueden detectar los elementos citados, y a
partir de allí generar la información útil para la persona que ha
decidido construir.
Por
ello, no vale demasiado ningún estilo arquitectónico, sistema
constructivo, tecnología de última generación, si el sitio que
elegimos no posee características adecuadas para la vida humana.
Plano de Geobiología, caso de estudio en Montevideo, 2016 - Arq. Diego Freiría
De la
mencionada desconexión con la naturaleza, en amplias zonas del mundo
nos hemos olvidado de esta forma de elegir el sitio dónde construir,
tal que desde el mundo académico clásico no se enseña nada
respecto a la Geobiología y menos aun sobre la Radiestesia.
De todo
lo anterior, es literalmente vital mirar con atención y conciencia
lo que elegimos al momento de dónde desarrollar nuestra vida, ya sea
en la decisión de compra de un terreno o una construcción
existente, en cómo se reforma un edificio, o simplemente cómo
distribuimos el mobiliario al interior.
Para
ello la Geobiología y la Radiestesia están a nuestro servicio.